¿Cómo ayudan los satélites en la detección de peces?

¿Cómo podemos determinar las áreas con mayor población de peces en el océano? Los satélites desempeñan un papel crucial para responder a esta pregunta. ¡Al identificar parches densos de algas (que aparecen como áreas verdes en el agua), los satélites nos ayudan a localizar los hábitats de los peces!

Imagínate en un barco, rodeado del vasto océano. La luz del sol se refleja y brilla en la superficie del agua. Navegas tu viejo barco hacia los lugares de pesca y escaneas el agua, esperando ver sardinas justo debajo de la superficie para tener una captura exitosa.

La pesca ha sido parte integral de la vida humana desde tiempos antiguos. Desde el uso de herramientas básicas como anzuelos, lanzas y redes, hemos progresado a utilizar barcos grandes y redes masivas para capturar peces del fondo del océano. Con el tiempo, las tecnologías de pesca han evolucionado de diversas formas innovadoras.

Pero, ¿qué crees que sea el próximo avance en la tecnología de pesca?

Un pescador tradicional lanzando su red al océano (Crédito de la foto: aslan ozcan/Shutterstock)

En la era actual, la tecnología ha avanzado tanto que ¡incluso podemos localizar peces desde el espacio! Sin embargo, esto no significa que podamos observar directamente peces debajo del agua desde el espacio. Para entender realmente cómo detectamos peces desde el espacio, primero debemos comprender su comportamiento.

Similar a las polillas atraídas por una llama, los peces siguen a su comida

Al igual que cualquier otro ser vivo, los peces necesitan comida para sobrevivir. Aunque muchas personas asocian los gusanos con «comida para peces», no encontrarás gusanos flotando en medio del océano. Entonces, ¿qué comen exactamente los peces?

Para determinar el punto de partida de una cadena alimentaria marina, podemos establecer un paralelo con las cadenas alimentarias terrestres. Podrías estar pensando, «¡Oh! ¡La cadena alimentaria en tierra comienza con las plantas!» Efectivamente, el mismo principio se aplica a las cadenas alimentarias oceánicas.

En el fondo de cualquier cadena alimentaria de un ecosistema se encuentran las plantas. Se les llama «productores primarios» porque convierten materiales primos en comida utilizando la luz del sol. Sin los productores primarios, los animales no tendrían fuente de sustento y dejarían de existir.

En el océano, los productores primarios son las algas. Algunas algas pueden ser grandes y parecer plantas terrestres, como el alga kelp. Sin embargo, la mayoría de las veces, las algas son pequeñas y microscópicas. Colectivamente, estos diversos tipos de algas se conocen como fitoplancton.

Un diagrama típico que representa una cadena alimentaria marina (Crédito de la foto: EreborMountain/Shutterstock)

Estas «plantas microscópicas» sirven de alimento para animales igualmente pequeños conocidos como zooplancton. Los peces ligeramente más grandes se alimentan del zooplancton, y el ciclo continúa mientras los peces más grandes consumen a esos peces más pequeños. El aspecto crucial es que la cadena alimentaria comienza con el fitoplancton. El resto del ecosistema está determinado por la distribución del fitoplancton.

A diferencia de las plantas terrestres, el fitoplancton no se encuentra consistentemente en el mismo lugar. Entonces, ¿cómo determinamos su ubicación?

Explorando el plancton desde el espacio

El movimiento del fitoplancton está en constante cambio. Estos pequeños organismos son transportados por corrientes de un lugar a otro, dejando un rastro que permite a otros animales marinos rastrearlos.

Sin embargo, si es difícil monitorear peces usando satélites, ¿cómo podemos rastrear plantas microscópicas? La respuesta está en su clasificación como «plantas».

Las plantas se distinguen de los animales porque producen su propio alimento a través de la fotosíntesis. Este proceso requiere clorofila. El fitoplancton, al igual que todas las demás plantas, depende de la clorofila, y es este pigmento el que nos permite buscarlos desde el espacio.

Si solo encontrar el plancton fuera tan simple, ¿verdad?

La clorofila es un pigmento que absorbe la luz roja y azul. Cuando hay una gran cantidad de fitoplancton en el océano, dos cosas suceden. En primer lugar, se puede encontrar una abundancia de peces allí, ya que el parche de fitoplancton proporciona más alimento. En segundo lugar, el fitoplancton absorbe una cantidad significativa de luz roja y azul.

Los satélites están equipados con sensores altamente específicos y sensibles. Estos sensores detectan cambios en la cantidad de luz absorbida, lo que nos permite localizar áreas donde se puede encontrar fitoplancton. Los satélites ayudan a señalar estas áreas en un mapa.

Además, una mayor concentración de fitoplancton resulta en una mayor absorción de luz. Esto hace que estas áreas sean más atractivas para la pesca, ya que tienden a tener una mayor abundancia de peces en comparación con otras.

Una observación final

Gracias a los satélites, los pescadores ahora pueden encontrar más fácilmente sus zonas de pesca. Algunos pueden preguntar, «¿No daña esto los ecosistemas?» Esa sería una preocupación válida si los pescadores tuvieran sus propios satélites. A menos que Jeff Bezos o Elon Musk decidan aventurarse en el mar, nuestros océanos están a salvo de la explotación espacial.

Entonces, ¿cómo exactamente ayudan los satélites a los pescadores y nuestros océanos seguirán protegidos? Afortunadamente, la mayoría de los satélites son propiedad del gobierno, a menudo a través de asociaciones privadas. Esto significa que los datos de ubicación de pesca están controlados por los gobiernos.

Esta tecnología se está utilizando actualmente en estados costeros de todo el mundo, incluyendo India. Tres satélites, a saber, NOAA-AVHRR, Oceanstat2 y MODIS-AQUA, están contribuyendo a este esfuerzo. A través de una comprensión colaborativa entre el gobierno y la población, este enfoque beneficia a los pescadores al tiempo que protege el medio ambiente.

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