¿Por qué siempre tenemos espacio para el postre?

La saciedad sensorial específica asegura que incluyamos una variedad de alimentos en nuestra dieta, con la matriz agradable-desagradable que ofrece.

¿Alguna vez has estado tan lleno que no puedes comer ni un bocado más? Se siente como si tu estómago fuera a explotar, puedes sentir la comida en tu estómago y por un tiempo todo se vuelve un poco incómodo.

Pero luego, ¡llega el pastel de chocolate a la mesa y de repente te sientes más ligero! De alguna manera, hay suficiente espacio para un delicioso postre.

Por extraño y encantador que sea esta aparente contradicción, hay una razón real por la cual sucede. De hecho, un aspecto muy interesante de nuestra evolución como especie puede explicar este misterioso momento en la mesa.

¿Qué es la saciedad sensorial específica?

Imagina llegar a casa después de un largo día y ir al refrigerador emocionado por comer tu comida favorita. Ahora, imagina comer exactamente la misma comida al día siguiente también. Suena bien, ¿verdad? ¿Quién no querría comer su comida favorita dos días seguidos? Ahora, extendamos esa racha a cinco días, y luego a diez días… es probable que la emoción por esa comida en particular comience a desvanecerse.

¿Podrías comer la misma comida todos los días? En realidad, probablemente te aburrirías de esa comida, hasta el punto en que ya no sería tu favorita.

Una persona claramente no emocionada por el plato de comida frente a ellos. (Crédito de la foto: Dragana Djorovic/Shutterstock)

Este mismo concepto se puede aplicar a cómo progresa una comida regular.

Después de haber comido una cantidad significativa de la comida frente a ti, gradualmente pierdes interés. Algunas personas incluso podrían describir la comida como «aburrida» o «menos satisfactoria» después de un tiempo. En este punto, a pesar de sentirte lleno, si se introduce un tipo diferente de comida, la nueva comida despierta tu interés y una explosión de energía impulsa a comer más.

Este fenómeno, donde algunos tipos de alimentos se vuelven cada vez menos atractivos mientras que otros se vuelven más tentadores, se llama saciedad sensorial específica.

Evolución y una dieta equilibrada

Una imagen que muestra una amplia variedad de alimentos diferentes en una mesa. (Crédito de la foto: Olga Klochanko/Shutterstock)

Muchos autores tienen diferentes puntos de vista sobre el propósito exacto de la saciedad sensorial específica, pero un argumento común vincula el fenómeno con la evolución. Se argumenta que durante nuestro proceso evolutivo, se reconoció la necesidad de diferentes nutrientes, y la saciedad sensorial específica surgió como resultado.

La saciedad sensorial específica mantiene nuestro interés en una mayor variedad de alimentos, asegurando que siempre consumamos diferentes tipos de alimentos. Esto es beneficioso de dos maneras.

Primero, cuando consumes diferentes tipos de alimentos, ingieres una amplia gama de nutrientes, logrando el objetivo de una dieta equilibrada. Segundo, nos impide consumir demasiado de un tipo de nutriente, como proteínas o grasas, que pueden ser proporcionadas predominantemente por un tipo de alimento.

¿Qué hay de los postres?

Después de aprender sobre la saciedad sensorial específica, es posible que te preguntes por qué se discute a menudo en relación con los postres. Si este fenómeno fomenta la variedad en todo tipo de alimentos, ¿no deberían ser igual de importantes los postres?

Una imagen que muestra una variedad de caramelos y alimentos dulces. (Crédito de la foto: stockcreations/Shutterstock)

Aunque la saciedad sensorial específica incluye diferentes tipos de alimentos, el papel del azúcar es crucial en este contexto.

Como se mencionó anteriormente, la saciedad sensorial específica funciona aumentando la agradable o desagradable. Si comemos el mismo alimento repetidamente, el aumento de lo desagradable nos anima a buscar diferentes sabores, al igual que el aumento de lo agradable de un alimento nuevo promueve la variedad.

Se sabe que consumir azúcar desencadena la liberación de dopamina en el cerebro, que es parte del sistema de recompensa. Esta respuesta valida nuestras decisiones y nos motiva a tomar las mismas elecciones nuevamente.

Por ejemplo, cuando comemos una galleta, el sistema de recompensa del cerebro no solo nos hace sentir bien por comer la galleta debido a la liberación de dopamina, ¡sino que también aumenta nuestro deseo de comer más galletas!

Una persona disfrutando de alimentos dulces. (Crédito de la foto: INAMEL/Shutterstock)

Esto, combinado con el concepto de saciedad sensorial específica, explica por qué los postres o alimentos dulces desempeñan un papel importante en promover la variedad. Por lo tanto, el postre no es el único alimento que cae en el espectro agradable-desagradable, pero teniendo en cuenta cómo el cuerpo responde al azúcar, se convierte en un factor importante, ya que tendemos a «guardar» espacio para el postre.

Conclusión

Es fascinante darse cuenta de que incluso nuestras elecciones más pequeñas se remontan a nuestro pasado evolutivo. Este conocimiento puede ayudarnos a aprovechar mejor la saciedad sensorial específica y enfatizar la importancia de una dieta equilibrada.

En el mundo actual, donde muchas personas comprenden los beneficios de una dieta equilibrada, no todos pueden lograrlo. Este tipo de información, junto con el aumento de nuestra comprensión de nuestros cuerpos, brinda consuelo al reconocer nuestro compromiso evolutivo e histórico con una dieta equilibrada.

La relación entre la saciedad sensorial específica y la evolución muestra claramente la conexión entre el pasado y el presente. Esta información nos ayuda a comprender nuestro comportamiento en la mesa y apreciar el largo y fascinante proceso de evolución que nos ha llevado hasta este punto.

Rate article
nebulystic.com
Add a comment