¿Pueden las aves fingir estar heridas para ahuyentar a los depredadores?

Conocido como el «espectáculo de ala rota», aves como el chorlitejo fingen estar heridas para desviar a los depredadores lejos de su nido.

De las más de 10,000 especies de aves que existen hoy en día, muchas poseen diversas tácticas para protegerse de los depredadores. Pueden escapar volando, corriendo o nadando, atacar a los depredadores con sus afiladas garras y picos, o camuflarse en su entorno como el chotacabras. Sin embargo, recientemente los científicos han descubierto que ciertas aves van un paso más allá al convertirse en maestras de la decepción defensiva.

Comúnmente conocido como fingir una lesión, mostrar distracción o mostrar una ala rota, este comportamiento se refiere a una táctica utilizada por los animales para desviar la atención o engañar a los depredadores.

Ciertas especies de aves utilizan tácticas que implican mostrar señales artificiales de vulnerabilidad con el objetivo de proteger a sus crías de los depredadores. Ingeniosamente utilizan un esquema engañoso diseñado para desviar la atención de posibles amenazas lejos de sus crías y hacia su propia presencia.

¿Qué especies demuestran la exhibición de ala rota?

Inicialmente, los científicos observaron este comportamiento exclusivamente en aves costeras.

El chorlitejo es una ave playera que se caracteriza por su llamada única y su habilidad para engañar a los depredadores. Muchos depredadores, incluyendo halcones, búhos, halcones, gaviotas reidoras, cuervos, mapaches, zorrillos y gatos ferales, ven al chorlitejo como una presa fácil. Para engañar a estos depredadores, el chorlitejo finge tener una ala rota. Coloca sus huevos camuflados en grietas rocosas, las cuales no son completamente inaccesibles para los depredadores.

Al actuar como señuelo, el chorlitejo distrae a los depredadores de sus crías. Comienza a alejarse del nido, emitiendo fuertes sonidos chillones y arrastrando su cola y alas como si estuviera herido. Este comportamiento continúa hasta que el chorlitejo está seguro de que ha engañado al depredador. Luego, «se recupera» y vuela lejos sin sufrir daños. Esta estrategia ha demostrado ser exitosa para el chorlitejo en la protección de sus crías.

Las ostreras son otra especie de ave que también utiliza el engaño para proteger su nido. Producen llamadas de angustia y guían a los depredadores lejos de su sitio de nidificación fingiendo estar heridas. Eventualmente, el depredador pierde la ubicación del nido y la ostrera deja de fingir estar herida y vuela lejos. Estudios han demostrado que esta táctica tiene éxito en el 90% de los casos.

En general, tanto el chorlitejo como las ostreras han desarrollado estrategias ingeniosas para engañar a los depredadores y asegurar la seguridad de sus crías.

¿Cuál es la razón del uso limitado de esta técnica por parte de las aves?

El comportamiento de ciertas aves, que consiste en fingir ser caballos de Troya, ha desconcertado a los ornitólogos y a los etólogos. Se preguntaron por qué estas aves en particular adoptaron tal estrategia.

Estudios y observaciones adicionales han revelado que las aves playeras no son las únicas practicantes de este comportamiento engañoso. Ahora, los científicos han identificado aproximadamente 300 especies de aves que emplean tácticas similares.

Los científicos examinaron dieciséis características diferentes de especies de aves que exhiben el «espectáculo de la ala rota», incluyendo tamaño, ubicación de reproducción y estrategias de ocultamiento de nidos. Al comparar estas características, surgió un patrón. Las especies que anidaban en latitudes más altas tenían más probabilidades de realizar el acto de la ala rota en comparación con sus contrapartes que vivían en regiones tropicales. De manera similar, las especies que ponían sus huevos en el suelo o en áreas vulnerables eran más propensas a mostrar este comportamiento.

Por ejemplo, aves como los pájaros carpinteros, los trogones y los zarapitos ponen sus huevos en cavidades de árboles que están a salvo de los depredadores. Rara vez se observaba este comportamiento engañoso en estas especies.

En esencia, la frecuencia de depredación que enfrenta cada especie determina su probabilidad de realizar el espectáculo de la ala rota.

¿El espectáculo de la ala rota es aprendido o genético?

Aunque no hay duda de que estas aves fingen tener alas rotas, la pregunta sigue siendo: ¿este comportamiento es intencional o instintivo? ¿Se transmitió genéticamente o es una decepción bien planificada?

En un estudio realizado en 1993, los investigadores realizaron 45 pruebas en las que los humanos se acercaban a un nido de Chorlito. En casi todos los casos, el ave lograba alejar con éxito al depredador de su nido. Además, se aseguraban de mantenerse cerca del depredador antes de realizar el espectáculo de la ala rota. ¡Incluso daban la vuelta para comprobar si su acto estaba funcionando! Dado que las diferencias en la presión de depredación influyen en gran medida en la evolución del espectáculo de la ala rota, es probable que este comportamiento se aprenda a través de la exposición a diversos depredadores. Como esta táctica aumenta las posibilidades de supervivencia de la especie, fue adoptada rápidamente e integrada como un mecanismo de defensa.

Un chorlito dorado americano (Crédito de la foto: Agami Photo Agency/Shutterstock)

Reflexiones Finales

Dentro de la comunidad de aves, ciertas especies exhiben el comportamiento de ala rota, mientras que otras especies que están estrechamente relacionadas no participan en este comportamiento. Esto implica que, desde un punto de vista evolutivo, las aves que requieren un medio más asertivo de proteger a su progenie eligen adoptar esta forma particular de defensa.

Por lo tanto, la próxima vez que te encuentres con un pájaro fingiendo una ala rota, ten en cuenta que podría ser simplemente una madre ave cautelosa. Tómate un tiempo para observarlo, ¡ya que no querrías perturbar su nido sin querer!

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